Importancia de la audición en las facultades cognitivas de los adultos mayores

Desde el final de la segunda guerra mundial, los científicos han visto la necesidad de investigar sobre la conexión entre el proceso de las facultades cognitivas y la audición, pero fue hasta los años noventa que éste tema comenzó a tomar impulso debido a que día a día se hablaba sobre la compleja tarea de escuchar y entender el habla la cual involucra procesos tanto sensoriales como cognitivos.

En el 2009, Arlinger y sus colegas hablaron sobre el impacto que tiene el diagnóstico y el tratamiento de la pérdida auditiva en torno al deterioro cognitivo, con el objetivo de entender como el envejecimiento y las deficiencias sensoriales cambian el rendimiento de los seres humanos; en el 2011, Lin en uno de sus estudios hace evidente que la demencia y/o fallas en los procesos cognitivos son más frecuentes en adultos mayores con pérdida auditiva que en aquellos que no la tienen; por lo tanto, esta relación entre discapacidad auditiva, desempeño cognitivo y demencia incidente ha llevado a los investigadores epidemiológicos a sugerir que la pérdida auditiva puede ser un factor de riesgo para el deterioro cognitivo.

Lin y su equipo en el 2013, presentan una hipótesis explicativa la cual llaman “cascada” donde se argumenta una relación causal entre la pérdida auditiva y el deterioro cognitivo, además sugiere que el déficit en la audición puede desencadenar otros factores de riesgo que en conjunto influyen en los factores cognitivos.

La demencia fue declarada una condición de prioridad en salud pública por la OMS, incentivando la investigación hacia los factores de riesgo, sus causas, y prácticas modificables que ayudan a encontrar tratamientos efectivos; de igual forma, según datos de ésta misma entidad, los problemas de audición representan la primera discapacidad en el mundo y su prevalencia se aumenta con la edad. A medida que pasa el tiempo y aumentan las investigaciones, se hace más evidente la estrecha relación entre la pérdida auditiva no tratada y el riesgo de desarrollar demencia y/o acelerar su deterioro.

 

La presbiacusia, conocida como la disminución progresiva de la audición a causa de la edad, suele estar en el origen de los problemas de comunicación oral que limitan la estimulación adecuada perceptivo – cognitiva en personas mayores con sordera. En este sentido, un estudio sobre el envejecimiento en Baltimore en el 2011, con un grupo de adultos entre los 70 y 79 años, confirmó que las personas que presentaban pérdida auditiva sin tratamiento, tenían más riesgo de padecer algún deterioro cognitivo, y además se demostró que a mayor severidad de dicha pérdida auditiva, mayor riesgo de demencia.

 

Estos hechos, destacan la necesidad de priorizar la atención de la pérdida auditiva en las personas mayores, siendo importante establecer sistemas de detección temprana de dichas alteración que faciliten su tratamiento mediante una intervención protésica (Audífonos) mucho más precoz. De este modo,  probablemente  se  podrían  retardar  los  efectos  del deterioro  cognitivo  asociado  a  la pérdida auditiva, mejorando la calidad de vida del adulto mayor.

 

En la práctica de la audiología, se ha visto la gran necesidad de concientizar tanto al personal médico como a los pacientes sobre la importancia del tratamiento prematuro de las deficiencias auditivas con el fin de disminuir los factores desencadenantes para un deterioro general en el adulto mayor; dia a dia los especialistas en salud auditiva ven la elevada incidencia de pacientes con presbiacusia y la falta de utilización de las prótesis auditivas, fundamentalmente porque no las consideran del todo útiles y piensan que aún no presentan “tanta” dificultad para comunicarse. Otro factor que se ve muy seguido, es el tiempo transcurrido entre la aparición de los primeros síntomas y el momento en que el paciente visita a los profesionales de la salud, ya sea médico general, otorrinolaringólogo, internista y/o audiólogo; ocasionando un retraso significativo en el diagnóstico y en la intervención oportuna de la pérdida auditiva.

 

Es importante aclarar que la detección de la pérdida auditiva está a una prueba, La audiometría tonal es por excelencia la encargada de precisar la sensibilidad auditiva de la persona explorada y por lo tanto su utilización es imprescindible para cualquier diagnóstico auditivo; se cuenta con otras pruebas que complementan el diagnóstico audiológico las cuales se realizan según el criterio y la necesidad de la audiologa tratante.

 

En conclusión, aunque la evidencia científica es todavía muy reducida en este campo investigativo, desde la audiología cada vez más se tiene la convicción que el uso precoz de audífonos/implantes auditivos y la respectiva rehabilitación auditiva puede frenar o disminuir la velocidad del deterioro cognitivo en los adultos mayores, y que además mejora la adaptación de dichos dispositivos en su vida cotidiana, re-enseñándole al cerebro en menos tiempo la nueva forma de escuchar los sonidos del entorno.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Arlinger S., Lunner T., Bjorn L., & Pichora-Fuller K. (2009). Scandinavian Journal of Psychology, 50, 371-384.

 

Lin, F.R., Yaffe, K., Xia, J., et. al. (2013). “Hearing loss and cognitive decline in older adults,” JAMA Internal Medicine, vol. 173, no. 4, pp. 293-299.

 

Lin, F.R., Ferrucci, L., Metter, E. J., An, Y., Zonderman, A. B., & Resnick, S. M. (2011) “Hearing loss and cognitive in the Baltimore longitudinal study of aging” Neuropsychology, vol. 25, no. 6, pp. 763-770.

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